jueves, 29 de noviembre de 2007

La virtud de no mostrar.

O de cómo el mejor trailer puede ser aquel que no enseña nada.

Hace años tuve que soportar un trailer de Titanic que, si no recuerdo mal, duró más de diez minutos y en el que te contaban la película de principio a fin; toda, desde que rescatan el dibujito y se lo llevan a la vieja hasta que del barco no queda ni rastro sobre la superficie del mar. No tenía ganas de ver esa película y me siento orgulloso de no haberlo hecho aún, pero de haberlas tenido estoy convencido de que el trailer habría tenido el efecto contrario al que se le presupone, atraer la atención de un público potencial. Y es que si se cuenta demasiado se corre el riesgo de desmotivar al sufrido espectador.
Hace unas semanas minutos antes de que comenzase la proyección de El orfanato (que me pareció malísima, he de decirlo) pusieron esta joyita:



Medio minuto de trailer, en el que lo único que se hace es crear misterio alrededor de la película que anuncia. Ya tenía ganas de ver esta nueva obra de Alex de la Iglesia y el trailer era innecesario para que acuda al cine en cuanto se estrene el 18 de enero, pero de no haber sabido de su existencia, de no tener ni idea de quien es el de la Iglesia ese, estoy convencido a que ese medio minuto me habría movido y estaría si no espectante al menos sí interesado en ella.

¿Por qué las madres abandonan a sus hijos?



NIN. The New Flesh

Ayer vi la esperada, al menos por mí, [REC] de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Como me gustó, al igual que sus anteriores películas, me propongo revisar su, de momento, breve filmografía.

Los primeros trabajos de Balagueró detrás de una cámara de los que tengo noticia son dos cortometrajes en vídeo: El niño bubónico y La invención de la leche de 1991 y 1993 respectivamente. Desgraciadamente los conozco sólo por el título ya que parecen ser inencontrables, puede que yo no sepa dónde buscar...
En 1994 rodó Alicia y fue un éxito rotundo, todo lo rotundo que puede ser un cortometraje de género fantástico o terrorífico: obtuvo el premio al mejor cortometraje en el Festival de Sitges. Si ya la Alicia de Carroll me ha parecido siempre oscura, la de Balagueró se abisma en las profundidades más negras. Podría haber sido una perversa colaboración entre Cronenberg, que aporta una buena dosis de la imaginería de su "nueva carne", y de Lynch que aportaría su más que peculiar modo de ¿narración?. En sus siete minutos, y a partir de aquí comienza mi interpretación personal, asistimos al viaje de Alicia al país de las Pornopesadillas (creo que es Moe el que en algún capítulo hace mención a este título). Mientras una joven se acaricia y descubre su propio cuerpo le llega su primera regla. Atraídos por el olor a sangre menstrual llegan dos seres enfundados en látex, segregando lubricante por sus bocas, que son máscaras antigás, para arrastar a Alicia, a través del espejo, hasta su ama, a la que en los títulos de crédito dan el nombre de Ogro, pero que a mí me recuerda más a una venus neolítica bien alimentada, rebosante, nutricia. Tras pasar por los brazos de ésta en lo que parece una recreación impía de un piedad cristiana, Alicia consigue escapar y esconderse en un frigorífico. La iniciación sexual, la madre cruel, el sadomasoquismo y el planteamiento que conlleva de los límites entre placer y dolor... son los temas que pululan por esta desasosegante película. Rodada en blanco y negro, sin diálogos, con una excelente fotografía y un magnífico uso del fundido, crea una atmósfera malsana más allá del, por otra parte leve, uso del gore. Soy consciente de que algo se me escapa, ciertas referencias religiosas: como que la primera menstruación de Alicia manche la imagen de un sagrado corazón que ilustra la portada del libro El drama de Cristo, la referencia a la piedad en la que María es sustituida por esa diosa primigenia y Alicia juega el papel de Jesús o el cierre final que enmarca la figura del ogro, apoltronado en su trono, en una cruz .


Ese mismo ambiente incomodo, mefítico, se repite en su siguiente obra Días sin luz gracias a la labor de Jordi de Miguel como director artístico y de Joan Babiloni que se encarga de la fotografía; ambos repiten labor tras haber trabajado junto a Balagueró en Alicia y eso se nota y dota al conjunto de los dos cortometrajes de unidad. En este caso es el sepia y no el blanco y negro la tonalidad que adquiere la imagen, tonalidad del recuerdo en la que un niño nos narra su historia, sin diálogos aún pero al menos ya con una voz en off. La música también tiende puentes entre ambas, el uso de música de las Big Bands crea un nuevo vaso comunicante. Si formalmente Días sin luz guarda una estrecha relación con el anterior no es menor la unidad temática. En esta ocasión la víctima es un niño que tras quedarse huérfano (merece la pena destacar las primeras escenas: el parto, la desaparición de la madre o la muerte del padre víctima de la guerra química: estupenda la amputación del brazo lleno de bubas...) es acogido por una pareja en un lugar llamado Hevenhel, no creo que sea necesario llamar la atención sobre el hecho de que es la transcripción fonética del inglés "Cieloinfierno". La mujer que durante una sesión de juegos sadomasoquistas, de nuevo ese paraíso infernal del sexo y el dolor, mata a su marido acaba por adoptar como mascota-víctima al huérfano, al que vemos encadenado, con un collar de perro a los pies de su nueva madre, sentada entre las sombras.
Dos, más que iniciaciones, perversiones, la de Alicia en manos de la ogresa hebefílica y la del niño por parte de la sádica. Dos abandonos por parte de la figura materna ante la crueldad del mundo reflejados en los dos finales: en la genial imagen de Alicia aterida de miedo y frío, desnuda en el suelo en posición fetal y en la huida del huérfano que regresa a la protección del útero al tiempo que encuentra la respuesta a la pregunta que se repite lo largo del cortometraje: ¿Por qué las madres abandonan a sus hijos?

martes, 20 de noviembre de 2007

¿Declaración de intenciones?

Hubo un tiempo en que internet se parecía a la televisión, en el sentido en el que los internautas eramos, principalmente, espectadores y por tanto pasivos. Pero eso no nos bastaba, no nos gusta eso de mirar y queremos actuar: en la nueva televisión la programación puede ser detenida, rebobinada, puedes, según se publicitan algunos canales, crear tu propia programación; en el teatro proliferan espectáculos basados en la improvisación de los actores siguiendo las pautas dadas desde el patio de butacas. Y en internet nació la web 2.o y nacieron foros, wikipedia, youtube, los blogs... dejamos atrás aquellas páginas que veíamos para crear nuestras propias páginas, nuestros puntos de encuentro con otros nautas.
¿Es eso bueno?
Andrew Keen lo tiene claro: no. El creador de audiocafe.com (sitio de intercambio de música) e impulsor de las web 2.o se ha declarado en guerra contra ellas, no sólo en su libro The cult of amateur sino en multitud de entrevistas en televisión y prensa o desde su propio blog: andrewkeen.typepad.com/. Según él, dando la vuelta al clásico de los monos y las maquinas de escribir, si se equipase a un número infinito de internautas con un infinito número de ordenadores, lejos de llegar a escribir algo con sentido, como harían nuestros primos peludos, sólo se conseguiría "una masa de infinita mediocridad. Por que la inmensa mayoría de los internautas no tienen más talento que los monos."
Aquellos que ya estén recogiendo madera para quemar a este apóstata, al que unos llaman ciberfascista y otros lutero, que se aseguren de coger suficiente como para quemar a dos, porque yo estoy de acuerdo con el señor Keen.
En las antipodas de esta opinión encontramos al creador de Technorati, David Sfry, defensor a ultranza de los blogs y los blogueros. Según informa en una entrevista que publica hoy El País, cada día surgen más de cien mil nuevos blogs, pero a él los 12o.ooo.ooo de blogs existentes le parece una cifra muy baja.
La democratización de internet con las web 2.o trae una cacofonía, una de ciento veinte millones de voces cacareando: "blogueamos como monos desvergonzados sobre nuestras vidas privadas, nuestra vida sexual, nuestros sueños vitales, nuestra falta de vida o nuestras segundas vidas." No hace mucho bromeaba con un amigo sobre el carácter onanista de los blogs, aunque él siempre a defendido que mi anterior blog no lo era en absoluto y que era más bien del tipo "mirad que patética es mi vida." Pero, en palabras de Keen, la participación de los internautas se está cargando nuestra cultura; cualquiera puede hablar de cualquier cosa y sentar cátedra para aquellos que, teniendo menos idea aún que él, se crean lo que dice...

Pese a todo, pese a estar de acuerdo con Keen, no comparto su alarmismo. La mayoría de los blogs, especialmente los más narcisistas, quedan entre amigos y en la wikipedia, aunque se puedan publicar y de hecho se publiquen auténticas barbaridades siempre llega alguien que subsana el error.
Por eso no tengo miedo de publicar un blog más que aumente la cacofonía reinante en nuestro mundo; aunque me gustaría pensar que éste si no va a ser parte de la solución, no lo sea, al menos, del problema. No voy a hablar de mi vida privada, ni pretenderé, jamás, sentar cátedra sobre nada, ni siquiera esperaré que alguien me lea... Y es que puede que al final este sea un blog onanista, uno que haga para mi propio disfrute, en el que escriba sobre lo que me interesa con el único fin de escribir. Sifry aconseja ser constantes en la actualización de los blogs para crear una audiencia fiel, en mi opinión eso sólo contribuye a aumentar la masa de infinita mediocridad; prefiero escribir cuando tenga algo que decir y asegurándome, poniendo todo el empeño en ello al menos, de hacerlo bien.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Bienvenidos a este rincón de la red que aún no tiene forma definida, ni propósitos claros; mucho me temo que éstos serán más bien oscuros.
El nombre llevaba meses apareciendo ocasionalmente en mi cabeza y decidí, para sacármelo de una vez por todas, plasmarlo aquí. Si va a tener continuidad o se va a quedar en un nombre vacío... ya lo veremos.