jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Por qué las madres abandonan a sus hijos?



NIN. The New Flesh

Ayer vi la esperada, al menos por mí, [REC] de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Como me gustó, al igual que sus anteriores películas, me propongo revisar su, de momento, breve filmografía.

Los primeros trabajos de Balagueró detrás de una cámara de los que tengo noticia son dos cortometrajes en vídeo: El niño bubónico y La invención de la leche de 1991 y 1993 respectivamente. Desgraciadamente los conozco sólo por el título ya que parecen ser inencontrables, puede que yo no sepa dónde buscar...
En 1994 rodó Alicia y fue un éxito rotundo, todo lo rotundo que puede ser un cortometraje de género fantástico o terrorífico: obtuvo el premio al mejor cortometraje en el Festival de Sitges. Si ya la Alicia de Carroll me ha parecido siempre oscura, la de Balagueró se abisma en las profundidades más negras. Podría haber sido una perversa colaboración entre Cronenberg, que aporta una buena dosis de la imaginería de su "nueva carne", y de Lynch que aportaría su más que peculiar modo de ¿narración?. En sus siete minutos, y a partir de aquí comienza mi interpretación personal, asistimos al viaje de Alicia al país de las Pornopesadillas (creo que es Moe el que en algún capítulo hace mención a este título). Mientras una joven se acaricia y descubre su propio cuerpo le llega su primera regla. Atraídos por el olor a sangre menstrual llegan dos seres enfundados en látex, segregando lubricante por sus bocas, que son máscaras antigás, para arrastar a Alicia, a través del espejo, hasta su ama, a la que en los títulos de crédito dan el nombre de Ogro, pero que a mí me recuerda más a una venus neolítica bien alimentada, rebosante, nutricia. Tras pasar por los brazos de ésta en lo que parece una recreación impía de un piedad cristiana, Alicia consigue escapar y esconderse en un frigorífico. La iniciación sexual, la madre cruel, el sadomasoquismo y el planteamiento que conlleva de los límites entre placer y dolor... son los temas que pululan por esta desasosegante película. Rodada en blanco y negro, sin diálogos, con una excelente fotografía y un magnífico uso del fundido, crea una atmósfera malsana más allá del, por otra parte leve, uso del gore. Soy consciente de que algo se me escapa, ciertas referencias religiosas: como que la primera menstruación de Alicia manche la imagen de un sagrado corazón que ilustra la portada del libro El drama de Cristo, la referencia a la piedad en la que María es sustituida por esa diosa primigenia y Alicia juega el papel de Jesús o el cierre final que enmarca la figura del ogro, apoltronado en su trono, en una cruz .


Ese mismo ambiente incomodo, mefítico, se repite en su siguiente obra Días sin luz gracias a la labor de Jordi de Miguel como director artístico y de Joan Babiloni que se encarga de la fotografía; ambos repiten labor tras haber trabajado junto a Balagueró en Alicia y eso se nota y dota al conjunto de los dos cortometrajes de unidad. En este caso es el sepia y no el blanco y negro la tonalidad que adquiere la imagen, tonalidad del recuerdo en la que un niño nos narra su historia, sin diálogos aún pero al menos ya con una voz en off. La música también tiende puentes entre ambas, el uso de música de las Big Bands crea un nuevo vaso comunicante. Si formalmente Días sin luz guarda una estrecha relación con el anterior no es menor la unidad temática. En esta ocasión la víctima es un niño que tras quedarse huérfano (merece la pena destacar las primeras escenas: el parto, la desaparición de la madre o la muerte del padre víctima de la guerra química: estupenda la amputación del brazo lleno de bubas...) es acogido por una pareja en un lugar llamado Hevenhel, no creo que sea necesario llamar la atención sobre el hecho de que es la transcripción fonética del inglés "Cieloinfierno". La mujer que durante una sesión de juegos sadomasoquistas, de nuevo ese paraíso infernal del sexo y el dolor, mata a su marido acaba por adoptar como mascota-víctima al huérfano, al que vemos encadenado, con un collar de perro a los pies de su nueva madre, sentada entre las sombras.
Dos, más que iniciaciones, perversiones, la de Alicia en manos de la ogresa hebefílica y la del niño por parte de la sádica. Dos abandonos por parte de la figura materna ante la crueldad del mundo reflejados en los dos finales: en la genial imagen de Alicia aterida de miedo y frío, desnuda en el suelo en posición fetal y en la huida del huérfano que regresa a la protección del útero al tiempo que encuentra la respuesta a la pregunta que se repite lo largo del cortometraje: ¿Por qué las madres abandonan a sus hijos?

No hay comentarios: